miércoles, 29 de diciembre de 2010

Muestra retrospectiva de Carybé en la Embajada de Brasil



(Buenos Aires)

Se puede ver la muestra de Carybé – Héctor Julio Paride Bernabó – en el Espacio Cultural de la Embajada de Brasil en la Argentina.
Curada por Solange Bernabó, la muestra se compone de pinturas – óleos, acuarelas, gouaches, esculturas, xilografías, ilustraciones para libros, libros, y un documental. Algunas de sus pinturas están acompañados por textos del escritor brasileño Jorge Amado, de quien se hizo amigo cuando fue a vivir a Salvador de Bahía, Brasil y los dos mantuvieron la amistad durante años.




 Nacido en el partido de Lanús, en el sur del conurbano bonaerense, Héctor Julio Páride Bernabó(internacionalmente conocido con el nombre de Carybé), es uno de los principales artistas plásticos del siglo XX.
Luego de vivir en Génova, Roma, Río de Janeiro y en otras ciudades de diferentes países, en 1950 se mudó definitivamente a Salvador, ciudad en la que permaneció hasta su muerte, ocurrida durante una ceremonia en el terreiro de candomblé Ilê Axê Opô Afonjá, el 1 de octubre de 1997.


Su relación con Brasil, en particular con Bahia, comenzó cuando, al leer el libro Jubiabá, de Jorge Amado, decidió conocer la ciudad de Salvador, escenario de las aventuras del protagonista Antonio Balduíno, héroe del romance. Al llegar, recorriendo los caminos que tanto lo habían fascinado durante la lectura, se identificó con los modos y costumbres de la ciudad y la eligió como morada definitiva. Inició con Jorge Amado una amistad que duraría la vida entera.



Las   obras de Carybé  están presentes en museos de todo el mundo. Hace unos meses un abigarrado dibujo de Carybé fue expuesto en Buenos Aires en una muestra de dibujo humorístico. Es que algunos memoriosos lo recuerdan en ese rol desde las páginas del diario Crítica en los años 40. Pero siempre, inserto en el periodismo gráfico o en cualquier otra ocupación, Carybé dedicaba largas horas al largo y trabajoso diálogo con el dibujo y el color. Así describía esa rutina diaria, lejos de la sublimación y misterio que suele adjudicarse al arte:

“Soy un obrero del pincel y trabajo un promedio de catorce horas diarias por día y no me desconecto. Es un trabajo que continúa en la cabeza, de noche. La famosa vida de artista es hija de su madre del trabajo, no tiene nada que ver con lo que la gente pensaba en 1890 de Toulouse Lautrec, de farras, música y cabaré. Lo que existe es trabajo, entrenamiento, porque si parás de trabajar te olvidás, perdés la práctica. Para mí, inspiración es el día en que amanezco mejor y las cosas salen con más facilidad. El artista tiene que dormir las horas necesarias y alimentarse bien”.



Según el antropólogo Hugo Ratier:

“…Su máximo aporte fue la primera representación iconográfica de las divinidades africanas, los Orishás, gigantesco friso de madera tallada con incrustaciones de otros elementos, donde cada divinidad aparece con sus atributos. Pablo Neruda los consideró “una gran escultura”. Por eso ocupan un lugar de honor en un museo de la cultura afrobahiana.

¿Argentino o brasileño? Yo diría que las dos cosas. Nunca abjuró de una identidad para asumir la otra, tal vez por ser tan latinoamericano. Bajando del barco o del avión, el artista bahiano retomaba un castellano bonaerense, con restos de tonada salteña, como si nunca se hubiera ido. Pena que en Buenos Aires hay pocas muestras de su arte. Una galería en cemento en la Galería Boston, bastante deteriorada. Y hubo también un mural en colaboración con Leopoldo Torres Agüero en la Galería Belgrano, en la calle Cabildo, que el dueño del local resolvió blanquear y borrar. “Era el dueño, tenía derecho”, comentaba Carybé. Sin ironías. ..”.

 Espacio  Cultural de la Embajada de Brasil - Arroyo 1142, CABA. Horario: de lunes a viernes de 12 a 19 y los sábados de 11 a 16. Se podrá ver hasta el 31 de enero de 2011.



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